Mucho hay que decir del nuevo trabajo de Fabrika (Fabrik) y esto se nota desde el primer momento que empieza el trabajo.
Fabrika, por una vez, se baja de las temáticas del mundo y de su exploración del cielo, las ondas de radio, la electricidad y el cosmos, para sumergirnos en las profundidades de la tierra, de los trabajos pesados, sucios y esclavos. La minería, los trabajos a pie de campo y las perforaciones acercan la música industrial al pueblo. Justo como reza el título: Música Industrial Popular.
Este acercamiento de la música industrial a las grandes masas no es por suavizar el género, si no por una curiosa premisa que nos da que pensar:
"Hemos degradado nuestro mundo a la Cultura del Ruido de manera lacerante. Todo lo celebramos con ruidos, explosiones, gritos y chillidos que se juntan con el maremágnum del ruido ambiental: coches, maquinaria, gentío, voces...¿Por qué no convertir ese ruido enfermizo en música? Al menos en ritmos limpios, bailables y desconcertantes limpiando la maraña de ruido áspero en algo brillante, colorista, suave, de algún modo, con nuestro oído y reciclado en arte.
Desde la sucia portada fuera de los diseños llamativos hasta las 14 canciones que lo componen, Fabrika demuestra girar, reinventarse y sorprender en cada tema que, esta vez, toma como modelo las canciones de tres minutos aproximadamente, digamos que una estructura pop con una historia tras ello:
"Con la aparición de los discos de 78, llamados así porque al reproducirlos en un gramófono giraban a 78 revoluciones por minuto (RPM), el material de goma lacada tenía unas hendiduras muy anchas, por lo que únicamente podían 'grabar' canciones de entre tres y cuatro minutos máximo".
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